Los datos no admiten debates. La ACA (Asociación de Ciencias Ambientales) estima que, aproximadamente, 4,6 millones de personas no pueden mantener sus viviendas a unas temperaturas adecuadas.
A nivel europeo, y según un estudio de Eurostat, España se sitúo con un 9,1% de familias en esta situación de precariedad, situándose por encima de la media europea, establecida en el 7,3% al cierre de 2019. Estas cifras “ya están aumentando en estos meses a consecuencia de la actual situación económica derivada de la COVID-19”, avanza Cristina Grande, responsable del proyecto de ‘Lucha contra la pobreza energética’ en Cruz Roja.
¿Qué es la pobreza energética?
La pobreza energética es aquella situación en la que se encuentra una familia cuando no tiene recursos suficientes o debe emplear gran parte de sus ingresos en pagar una cantidad de energía adecuada con la que satisfacer sus necesidades domésticas.
Esta vulnerabilidad energética está atrapando a un mayor número de familias en estos últimos años. “Normalmente son familias que ya conocemos dentro de Cruz Roja porque están en permanente contacto con nuestro departamento de trabajadores sociales a consecuencia de su situación personas y profesional”, afirma Cristina Grande antes de reorientar el foco sobre la pobreza energética.
Porque esta problemática no es únicamente de familias en situación de vulnerabilidad. “La pobreza energética nos afecta a todos, o ¿todos sabemos interpretar una factura de la luz?”, pregunta Grande antes de responder ella misma a su cuestión: “entender todos los datos de una factura de la luz sería algo necesario para todas las familias, estén o no en situación de vulnerabilidad económica o social”. Y es algo que se consigue con “formación y formación”, descubre Grande, quién emprende, por tercer año consecutivo, el proyecto ‘Llamamiento comprometid@s con las personas y el medio ambiente’ de Cruz Roja, con la ayuda de Bankia y Fundación Ávila.
¿En qué consiste este proyecto?
“Nuestro objetivo general es ayudar a las personas vulnerables de toda la provincia de Ávila, concretamente a 84 familias. Lo que intentamos, a través de unos talleres, es enseñarles a leer y entender la factura de la luz, algo que sería necesario para cualquier persona. Asimismo, les orientamos de manera individualizada y les entregamos unos kits básicos que les ayudarán a mantener sus hogares eficientemente”.
Conocidas las bases fundacionales de este proyecto, Grande desvela cómo se consigue doblegar de manera progresiva a la pobreza energética. “Se consigue con formación y estableciendo unos nuevos hábitos de vida dentro de cada vivienda”.