Abandonada y convertida en un vertedero de escombros y basuras. Así se encontraba la parcela cercana al jardín mediterráneo de l’Albarda, en el municipio de Pedreguer, Alicante, que la Fundación Enrique Montoliu, FUNDEM, ha adquirido con el objetivo de reconstruir el paisaje de la zona, dar un refugio a la flora y a la fauna, absorber los gases de efecto invernadero, restaurar el suelo y devolver a la zona el valor ecológico que se merece.
“Ese espacio era antes un antiguo campo de cultivo de cítricos. Los árboles frutales habían muerto y dejado sitio a una gran diversidad de flora”, asegura Ángel Pérez, ambientólogo y encargado del proyecto. “El problema era que una gran parte de estas provenían de los jardines de los chalés colindantes. Ya sea por negligencia, por descuido o ignorancia, se solían tirar los residuos de estos jardines a la parcela, lo que provocó esa infestación de plantas alóctonas”, lamenta.
Otro problema que presentaba la zona es que estaba llena de antiguas tuberías de plástico y se habían vertido diferentes residuos en ella, como escombros, leña, papeles, etc.
El proyecto empezó a fraguarse en 2017. Por aquel entonces, desde la fundación se preguntaban qué podían hacer para acabar de una vez por todas con las especies invasoras y devolver al terreno la calidad necesaria para que se autorregulase.