Durante el confinamiento, desarrollo mi actividad como voluntaria de manera online, algo que supone la pérdida de una parte importante de la comunicación con los niños y los educadores del centro. Sin embargo, todo lo que estoy aprendiendo en este nuevo escenario me ayudará a enfocarme mejor a los objetivos del proyecto. Paradójicamente, a pesar del obligado distanciamiento físico me siento aún más integrada en la organización.
Dejando a un lado la inquietud y el temor inicial, la crisis hace que cada día me plantee qué puedo hacer en estas circunstancias para que cobre sentido mi día a día, permaneciendo en casa teletrabajando y aislada de mi entorno social. Y entonces me sorprendo a mí misma planificando tareas que, en otras circunstancias, no abordaría con la misma dedicación por falta de tiempo, ni con la misma entrega ni con la misma creatividad. Ahora, bajo estas circunstancias tan excepcionales, podemos potenciar nuestra eficiencia personal, encontrando más momentos para conectar con nosotros mismos, vivir el presente, entrenar la conciencia para mejorar nuestra vida y prepararnos para la ‘nueva normalidad’ que está por llegar.